Las botellas plásticas y el poliéster derivado de desechos textiles que terminan en la basura, son la materia prima que utilizan dos alumnas para crear los plastiladrillos, un artículo con mayor durabilidad, resistencia, amigable con el ambiente y más económico que el material convencional de construcción.
Ingrid Roldán y Natalie Sánchez, alumnas de segundo semestre del grupo B de la especialidad de Puericultura en el Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios (Cbtis), plantel 154, situado en Calpulalpan, son las responsables de este proyecto que presentaron en la etapa estatal del XXV Concurso nacional de prototipos y proyectos de este subsistema educativo.
Su trabajo pretende disminuir la contaminación generada por botellas plásticas y poliéster, que son elementos con grandes afectaciones al medioambiente al estar presentes en zonas terrestres y acuáticas, además de terminar en los rellenos sanitarios.
Buscan dar un segundo uso a estos desechos y su proyecto fue dirigido a la construcción pensando en las personas que habitan en comunidades marginadas y de bajos recursos que no pueden adquirir el material para edificar sus viviendas, de ahí que ofrecen una alternativa más económica.
Puntualizaron que funden el plástico en cacerolas sobre una parrilla de gas LP, al pasar al estado líquido vierten el material en un molde y aplican presión para compactar los bloques, posteriormente viene el proceso de secado para tener un ladrillo resistente y durable.
Agregaron que usan un molde de madera reciclada que ellas diseñaron y fue armado en una carpintería.
Alumnas elaboran plastiladrillos a base de desechos
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