La poda de árboles urbanos es una actividad fundamental para el mantenimiento de la flora en las ciudades. Sin embargo, su ejecución inadecuada puede ocasionar daños irreparables a los ejemplares y afectar los beneficios ambientales que estos ofrecen. En Tlaxcala, comentó en entrevista la activista y científica ambiental, Hilda Margarita Castro Cuamatzi, el manejo de la poda es mal empleado, pues aunque su objetivo es mejorar la seguridad y la estética, en muchos casos no se realiza con base en criterios técnicos adecuados.
La también líder estatal de Work Clean Up Day explicó que existen tres razones principales para la poda de árboles urbanos: seguridad, salud y estética. En el primer caso, se eliminan ramas que representan un riesgo para peatones, viviendas o infraestructura urbana. También se busca evitar que el follaje impida la correcta iluminación de las calles.
En el aspecto de la salud, la poda es utilizada para estimular el crecimiento de los árboles o para eliminar partes afectadas por enfermedades o plagas. Finalmente, en términos estéticos, se busca armonizar los espacios urbanos o dar formas específicas a los árboles en parques y avenidas.
Castro Cuamatzi subraya que la poda debe realizarse con criterios técnicos claros, evitando retirar más del 25 por ciento del follaje en una sola intervención.
“Cada corte puede modificar el crecimiento del árbol. Si se elimina más tejido del necesario, se debilita su estructura y se reduce su capacidad para realizar fotosíntesis”, enfatizó la activista.
Existen diferentes tipos de poda según el objetivo que se persiga. La poda de limpieza elimina ramas secas o enfermas; la de aclarado mejora la penetración de luz y la circulación del aire en la copa del árbol; la de elevación se enfoca en despejar el paso de vehículos y peatones al eliminar ramas bajas; y la de reducción disminuye el tamaño del árbol para evitar interferencias con el cableado eléctrico.
A pesar de la importancia de esta práctica, la especialista alerta sobre los riesgos de podas mal ejecutadas. Un árbol mal podado puede sufrir daños permanentes, acortando su vida útil e incluso llevándolo a la muerte. Además, advierte que cada especie arbórea tiene características específicas que determinan el mejor momento y técnica para podarlo.
Otro aspecto crucial es la época en la que se realiza la poda. En general, recomienda hacerlo en invierno, cuando los árboles entran en un periodo de latencia y su capacidad de recuperación es mayor, proceso que sí fue realizado de esa manera por parte del ayuntamiento capitalino, sin embargo, los árboles fueron “mochados”.
El impacto ambiental de las podas excesivas, también conocida como “moches”, es significativo, dice, ya que “Los árboles urbanos cumplen funciones clave, como la captura de dióxido de carbono, la regulación de la temperatura, la provisión de sombra y el hábitat para diversas especies de aves. Cuando se reducen drásticamente sus copas, se afectan todos estos servicios ambientales”.
La activista hizo un llamado a las autoridades municipales para que capaciten al personal encargado de la poda y se implementen estrategias de conservación basadas en estudios técnicos.
“No se debe eliminar una rama sin una justificación clara. Los árboles son organismos vivos que cumplen un papel esencial en la calidad de vida urbana”, señaló.
Finalmente, Castro Cuamatzi destacó la necesidad de sensibilizar a la ciudadanía sobre la importancia de un manejo adecuado de los árboles urbanos.
“Un árbol bien cuidado no solo embellece la ciudad, sino que mejora la salud ambiental y el bienestar de sus habitantes”, concluyó.
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